jueves, 3 de mayo de 2012

Juguemos a las escondidas!!

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de los hombres en un lugar de la tierra cuando el Aburrimiento … (bostezo)... reclamó por tercera vez.  La Locura, como siempre loca, les propuso: ¿Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse preguntó: escondidas ¿qué es eso?
Es un juego, explicó las Locura, en el que cierro los ojos y comienzo a contar de uno a un millón mientras ustedes se esconden, cuando yo termine de contar; el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo danzó seguido de la Euforia.  La Alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la Duda y también a la Apatía, que nunca se interesaba en nada.
Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué? si al final todos la encontraban.  La Soberbia opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le incomodaba era que la idea no había sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse - uno, dos, tres, cuatro – comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Prisa, que como siempre cayó detrás de la primera piedra del camino.  La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió detrás de la sombra del Triunfo, que por propio esfuerzo había conseguido subir a la copa más alta del árbol más alto.
La Generosidad casi no consigue esconderse, porque cada lugar que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: si era un lago cristalino, ideal para la Belleza, si era la copa del árbol perfecto para la Timidez, si era el vuelo de una paloma, lo mejor para la Voluntad, si era una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad.   Así terminó escondiéndose en un rayo del sol.
El Egoísmo, al contrario encontró un lugar bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para él.  La Mentira se escondió en el fondo del océano (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris).  Y la Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes.  El Olvido, no recordamos donde se escondió, pero eso no es lo más importante.
Cuando la Locura estaba en el número 999.999 el AMOR todavía no había encontrado lugar para esconderse, pues todos estaban ya ocupados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores.
- un millón - contó la Locura y comenzó la búsqueda.  La primera en aparecer fue la Prisa, apenas a tres pasos de una piedra.  Después escuchó a la Fe discutir con Dios, sobre la zoología, en el cielo.  Sintió vibrar a la Pasión y al Deseo en los volcanes.  En un descuido, encontró a la Envidia y claro pudo deducir donde estaba el Triunfo.
Al Egoísmo no tuvo que buscarlo, el solo salió disparado de su escondite que en verdad era un nido de avispas.  De tanto caminar sintió sed y al aproximarse a un lago, descubrió a la Belleza.  La Duda fue la más fácil de encontrar pues estaba sentada sobre un cerro sin decidir dónde esconderse.
Así fue encontrando a todos.  Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una cueva oscura, a la Mentira detrás del arco iris (mentira estaba fondo del océano) y hasta al Olvido a quien se le había olvidado que estaban jugando a las escondidas.
Pero. . . . el AMOR no aparecía en ningún lugar.  La Locura lo busco detrás de cada árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas.  Cuando estaba a punto de darse por vencida; encontró un rosal.  Tomo una horquilla y comenzó a mover sus ramas, cuando en el último momento escuchó un grito doloroso... las espinas habían herido al AMOR en los ojos.  La Locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rezó, imploró pidió perdón y hasta prometió ser su guía.
Desde entonces... desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra:
¡El AMOR es ciego y la Locura siempre lo acompaña!


Historia de amor del Sol y la Luna



Cuenta que cuando el Sol y la Luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente; y a partir de ahí, comenzaron a vivir un gran amor. Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio entonces un toque final… ¡El brillo!

Quedó decidido también que el Sol iluminaría el día y que la Luna iluminaría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados. Les invadió una gran tristeza y cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían, la Luna fue quedándose cada vez más angustiada. A pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria. El Sol a su vez, había ganado un título de nobleza “Astro Rey”, pero eso tampoco le hizo feliz.

Dios, viendo esto, les llamó y les explicó: “No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio. Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías.” “En cuanto a ti, Sol, sustentas ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices.”

La Luna se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente… y el Sol, al verla sufrir tanto, decidió que no podría dejar abatirse más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar lo que Dios había decidido.

Aun así, su preocupación era tan grande que resolvió hacerle un pedido especial a Él. “Señor, ayuda a la Luna por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad”…
…y Dios... en su inmensa bondad… creo entonces las estrellas para hacer compañía a la Luna.

La Luna siempre que está muy triste recurre a las estrellas que hacen todo para consolarla, pero casi nunca lo consiguen.
Hoy, ambos viven así, separados. El Sol finge que es feliz, y la Luna no consigue disimular su tristeza.

El Sol arde de pasión por la Luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.

Dicen que la orden de Dios era que la Luna debería ser siempre llena y luminosa pero no lo consiguió… porque es mujer y una mujer tiene fases.
Cuando es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y cuando es menguante ni siquiera es posible apreciar su brillo.

Luna y Sol siguen su destino. Él, solitario pero fuerte; ella, acompañada de estrellas, pero débil.

Los hombres intentan constantemente conquistarla como si eso fuese posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la tierra, nadie, realmente, consiguió conquistarla, por más que lo intentaron.

Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la Luna y el Sol… fue entonces que Él creo el Eclipse.

Hoy Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta, que sucedan.

Cuando mires al cielo, a partir de ahora, y veas que el Sol cubre la Luna, es porque se acuesta sobre ella y comienzan a amarse. Es a ese acto de amor al que se le dio el nombre de Eclipse.

Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

Tú ya sabías que en la tierra existían Sol y Luna… y también el Eclipse…pero esta es la parte de la historia que no conocías